Nuestra historia

Hay historias que comienzan con un encuentro fugaz y se desvanecen como el eco de una conversación olvidada. Pero la nuestra no. La nuestra siempre tuvo algo más, algo que el tiempo nunca pudo borrar, algo que siguió latiendo incluso cuando parecía dormido.

Nos conocimos hace más de cinco años, y desde el primer instante en que te vi, algo en mí supo que tú serías especial. No era solo tu sonrisa o la forma en que iluminabas una habitación sin darte cuenta, era algo más profundo, más inexplicable, como si el universo me susurrara que prestar atención, que ahí, justo frente a mí, estaba alguien que cambiaría mi vida para siempre.

El destino, sin embargo, jugó con nosotros. Nos permitió cruzarnos, pero no unirnos del todo. Nos puso en caminos distintos, nos llevó por senderos donde a veces parecíamos lejanos, donde quizás fuimos solo una sombra en la vida del otro. Y aun así, de alguna forma, nunca desaparecimos del todo. Seguíamos ahí, en el fondo de cada historia, en cada pensamiento, en cada coincidencia que nos recordaba que algo nos unía más allá de la distancia y el tiempo.

Y entonces, cuando el destino quiso, cuando el momento fue el correcto, nos volvimos a encontrar. Pero esta vez fue distinto. Esta vez fue como si el mundo entero se hubiese estado preparando para este instante. Nos miramos y entendimos que nunca habíamos estado realmente lejos, que cada paso que dimos, por más separado que pareciera, nos llevaba de vuelta el uno al otro.

Desde ese momento, fuimos algo que pocas personas pueden comprender. No éramos solo una pareja, éramos un universo compartido. Éramos esa complicidad que no necesita palabras, esas risas que brotan sin esfuerzo, esos silencios que no incomodan sino que abrazan. No hay pareja que no haya sentido un poco de celos al vernos, porque lo nuestro era más que amor, era un vínculo que desafiaba explicaciones, una historia que parecía escrita con la tinta de los cuentos más hermosos.

Fuimos, y seguimos siendo, un amor de esos que la gente mira con asombro, con admiración, con el deseo de encontrar algo tan real. Pero lo que nadie sabe es que detrás de cada risa hay noches de conversaciones infinitas, detrás de cada abrazo hay promesas silenciosas, y detrás de cada beso hay la certeza de que, a pesar de todo, elegimos volver a encontrarnos una y otra vez.

Sí, a veces hubo tormentas. A veces el camino pareció empinado y lleno de dudas. Pero incluso en los momentos más difíciles, incluso cuando todo parecía retarnos, lo único que siempre fue cierto es que no hay historia más bonita que la nuestra.

Porque hay amores que arden rápido y se consumen, y otros que son llama eterna. Y lo nuestro, sin importar lo que pase, siempre será lo segundo.